jueves, 29 de diciembre de 2016

Rentabilidad de las estrategias que promueven la salud

“En momentos de crisis prima lo urgente sobre lo importante. Las empresas se olvidan de conceptos como la RSC o el equilibrio vida laboral/vida personal. Piensan en la rentabilidad. Para ello exigen mayor productividad a sus plantillas. La urgencia les hace decantarse por la reducción de personal, la bajada de sueldos (…) Se trata de reducir costes. Así al dividir la producción por el número de productores se hace más eficiente la empresa; teóricamente se aumenta su productividad. Sin embargo, con estas medidas los empleados pierden la moral y se alejan del proyecto de empresa”. En tales términos se manifiesta el IESE en la introducción de su reciente estudio “Productividad y Empresa Saludable”. Creemos justificado el uso aquí del tópico “lo podrían haber dicho más alto, pero no más claro”. Por seguir con expresiones coloquiales, diremos que las reducciones de plantillas son ‘pan para hoy y hambre para mañana’ y, a la postre, el empobrecimiento de la empresa, o cosas peores, como su desaparición.



La rentabilidad de las empresas que promueven la salud es cuantificable, pero como el concepto salud-productividad es axioma, no es necesaria su demostración

El trabajador necesita ‘cariño’
Todo empresario que se precie de serlo debe tener una especial habilidad en retener el talento. Un empleado que no se siente valorado y que intuye que la espada de Damocles pende sobre su cabeza se desidentifica de la compañía, rompiendo las amarras o vínculos emocionales. “Cuando el trabajador piensa que la empresa no le cuida, deja de cuidar a la empresa. La productividad cae”, dice el IESE, añadiendo que “lo importante es que crezca la productividad por aumento de producción por persona contratada, no que ocurra al revés: que cada vez se produzca menos, aunque sea con menos personas”.
Al final, el dato definitivo de una empresa es su tasa de productividad/rentabilidad. Obtenerlas no es gratuito y, por razones morales, legales y económicas, el precio de contrapartida es, en expresión del IESE, “cultivar el buen ambiente entre los empleados. Por supuesto, que para ello se necesitan políticas que los mantengan ilusionados y productivos”.
En este contexto, no hay mejor política que la promoción de un entorno saludable integral, que ayude a los empleados a mantener un tono vital corporal y mental sano. Son prácticas que a medio y largo plazo aumentan la productividad de los empleados.

Beneficios para la empresa
Si los resultados económicos de una empresa no pueden disociarse de la salud de sus trabajadores, no prevenir, además de caro, es anti-rentable social y económicamente. He aquí algunos de los secretos encantos (y beneficios) de la salud laboral:
-La no-prevención es cara. Los accidentes volatilizan entre el 2,6 y el 3,8% del Producto Nacional Bruto de la Unión Europea.
-Cumplimiento de la legislación. Observar la legalidad vigente y cumplir con las medidas preventivas aumenta el valor de la empresa, además de evitar sanciones.
-Reducción de costes. Técnicas sencillas producen un retorno económico al reducirse el absentismo-presentismo o poder optar a beneficios por baja siniestralidad.
-Mejora de la productividad. La satisfacción laboral del trabajador que se siente seguro induce mejoras del rendimiento, compromiso con la empresa y su productividad.
-Aumento del bienestar laboral. Más salud y seguridad mejoran el clima laboral, y la empresa puede concentrarse en la actividad productiva.
-Reducción de los riesgos. El entorno de trabajo se convierte en una oportunidad para hacer salud, y no precisamente para perderla.
-Optimización de la calidad. El trabajo seguro propicia la innovación, creatividad, y con ello aumenta la calidad del producto o servicio.
-Fidelización del talento. Se reduce la rotación del personal, costes por bajas, tratamientos médicos, etc.
-Aumento de la competitividad. Una trayectoria positiva en los ámbitos citados se traduce en la creación de ‘musculatura’ de empresa.

Distintos abordajes
La empresa puede abrazar la salud laboral por distintas causas:
-Perspectiva de Recursos Humanos (RRHH). Orientadas a mejorar los indicadores de productividad, rotación y absentismo. Pueden incluir completos programas deportivos, nutricionales y de conciliación entre vida personal y profesional.
-Perspectiva preventiva (PRL). Promueve las medidas de seguridad e higiene en el entorno laboral y la prevención de enfermedades derivadas de la vida sedentaria (propia de gran parte de los puestos de trabajo), así como los temas relacionados con el estrés.
-Perspectiva de Responsabilidad Social Corporativa (RSC). En el ámbito de la salud, la RSC hace frente a enfermedades extendidas como el estrés, tabaquismo, alcoholismo, obesidad, cardiovasculares, etc. Suelen incorporar en los programas a las familias de los empleados y también a clientes y proveedores.
Y, por supuesto, el tamaño de la empresa no es eximente. Sin coartar la libertad de sus trabajadores, las pymes, con la técnica del ‘nudge’ (empujoncitos) pueden cambiar hábitos, consiguiendo que el trabajo se convierta en una oportunidad para hacer salud.
La rentabilidad de las empresas que promueven la salud es cuantificable, pero como el concepto salud-productividad es axioma, no es necesaria su demostración

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